Que fácil rendirse cuando el viento va en contra.
Cuando nada disminuye, el cielo se acorta.
El agua quema, el fuego se agota.
Y cierras los ojos, pidiendo que acabe.
Y que el sentir no sea más que una marea alta.
Pero las olas no cesan.
Y los cielos se desgarran.
Quedando solo la espera.
Siempre en medio de la tormenta.
En la que nunca eres vencedor.
La bandera blanca esta alta.
Pero no así el corazón.